jueves, 25 de octubre de 2012

You're welcome


Aprendí a valorar las cosas mucho antes de llegar a perderlas. Supe cuanto valía un beso (uno de los de verdad) antes de que nadie me hubiera obsequiado con uno. Recuerdo cosas que jamás han pasado y hecho de menos cosas que no he tenido, personas que en realidad no me han dado nada y regalos que nunca tuvieron sentido. 


No me acabo de creer del todo eso de que ya no existen los románticos, cuando de hecho sé que hay un lugar dónde todos ellos están escondidos, y estoy casi segura de que cada uno está escribiendo una hermosa sonata y un extasiable poema de amor.

Oh no, no me diréis que no es posible, que es cierto que el romanticismo ha muerto, que las flores y los poemas ya no son necesarios. No es posible. Me niego a vivir en un mundo donde el mayor éxito que puedo alcanzar dependa de cuánto me ingrese dicho “éxito”.

Por eso, seguiré creyendo. Engañándome a mi misma si es necesario. Que mientras tenga esperanza, y algo por lo que creer nadie me para.

Pulgas
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