jueves, 28 de agosto de 2014

Ninguno sabemos de lo que somos capaces

Hace tiempo que siento un pequeño malestar, como cuando te sientas encima de una chaqueta y justo la cremallera te está incordiando en el culo. Es una sensación que trato de explicarme muchas veces.

Hace tiempo que intento entender qué pasa por mi cabeza. A lo que a mi vida personal se refiere, todo está más que menos ordenado. Sin embargo, la sensación que hace un par de meses describí se esfuma poco a poco como cafetero vapor. Y es que estos últimos meses he pensado que algo está mal, algo que va mucho más allá de mí, de mi familia, de mis amigas y amigos, de mi  pareja...  en resumen, mucho más allá de mí. Solía creer, me guste admitir o no, que lo que te tiene que llegar, te llegará sólo. Sin embargo, de aquí a un tiempo me he dado cuenta de que nada de lo que he conseguido ha sido por el simple hecho de esperarlo. Puedo decir con total seguridad que tengo todo lo que yo me he buscado, bueno y malo.

Hoy, he estado en una charla de un ex-convicto llamado Amadeo. Un hombre de ideología libre y actos nobles. Este hombre, a grandes rasgos, ha luchado por el pueblo cada día de su día a día, y cuando fue encarcelado, siguió luchando con huelgas de hambre de hasta 100 días, movilizaciones e incluso nos contó que en una ocasión llego a coserse la boca como acto de protesta. Fue detenido por atracar bancos junto a una agrupación anarquista. El dinero que recogían iba en parte para la subsistencia de la organización y la otra parte la donaban. Sus actos, en mi opinión, refleja el cambio que una persona puede hacer. He decidido hoy escribir, sin lugar a dudas, por una de las últimas frases que dijo este hombre en su charla y la cual mucho me está haciendo pensar. Cito "Ninguno sabemos de lo que somos capaces". Este hombre consiguió cosas, y sólo es un hombre.



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