Parece algo normal, pero no lo es. Yo creo que es extraordinario, es incluso prodigioso. Es como un súper poder de gente rara. Pero supongo que no les pasa a todos. Sospecho que es único y primordial encontrar una amistad así.
Que alguien que sabe todo de ti siga queriéndote es fascinante. A veces pienso que no puede ser fácil aguantarme en mis malos momentos, cuando no quiero ver a nadie o cuando no quiero que me atosiguen a preguntas. Ellas no lo hacen. Cuando estoy mal, simplemente están conmigo, sin animarme, sin agobiarme, sólo están a mi lado y es eso, su presencia, lo que me ayuda a seguir. No quiero que me den bocanadas de aliento cuando estoy deprimida y ellas lo saben, pero también saben cuando tienen que salvarme porque me hundo y me salvan sin pedirme permiso porque saben que yo siempre voy a decirles que estoy bien.
Y creo firmemente que la amistad que acaba es que nunca había comenzado, por eso no me da pena nadie de los que dejamos atrás pero, eso sí, quería agradecerles a todos los que un día hicieron lo posible por hundirnos, por hundiros, que gracias a su odio nos hicimos fuertes.
¿Y quién sabe donde estaremos en diez años? Yo con mi caravana, una dedicando su vida al diseño y la otra brincando en la frontera de Moscú. No lo sé pero, ¿sabeis qué? ¡Qué viva la vida, pero juntas y viva la vida por mucho tiempo!
Pulgas
1755