lunes, 6 de abril de 2015

Querida Realidad:

"Dieciocho años. Toda la vida por delante. Todo un abanico de posibilidades abierto para ti. Ahora mismo estás a punto de ser lo que quieres ser. Es el momento para empezar a llevar tu vida por el camino que siempre has deseado. ¡Joder, son los dieciocho! ¡A vivir!"

Me seguiré sintiendo igual, o tal vez no. Qué triste es el no tener nada claro justo en el momento en el que tienes que comenzar a aclarar tus ideas. Estar a pocos pasos de la universidad y, por ende, de una carrera a la que dedicaré al menos los próximos cuatro años. ¿Qué ocurrirá si me equivoco? ¿Qué pasa si este no es mi camino? ¿Cuánto puedo ganar o cuánto voy a perder?

Nadie que responda a estas preguntas, o mejor dicho; todo el mundo quiere responder a mis preguntas. Creen que saben lo que dicen y me contestan de la forma más emotiva o más sincera que creen que necesito. No necesito que me digan que todo irá bien, de hecho, creeré al primero que me diga lo contrario. Que va a ser difícil. Eso sí que me lo creo.

Las dudas, esas no cesan. Yo que siempre he sido de respuestas, ahora me quedé sin ellas. Y Dios, cuantos cambios he experimentado en este ultimo año. Cuanto se ha desmoronado todo. Es como si llevara una venda en los ojos durante mucho tiempo, durante un tiempo que ahora me parece imposible y cuando me la he quitado todo estaba ya en ruinas. ¿Y quién se atreve a ser fuerte ahora? ¿A quien cojones le queda fuerzas? A mí no. Yo ya no. Sin excusas, sin mentiras. Sólo no.

La vida y sus cambios. Mis cambios y la vida. Las etapas que acaban, los besos que siguen o el adiós que jamás podré decir. La lluvia que me enfrascaba la piel y ahora me moja los zapatos y por ende, los pies. Quizás sea mi modo de ver la lluvia, quizás sea la lluvia y su modo de verme. Puede que sea que me tomé demasiado tiempo para mí. Debo aprender a controlarlo. Aprender a racionarme. Pero yo soy impulsiva. Que mal me va a ir la vida...


Pulga
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