domingo, 21 de abril de 2013

Señora S.

Si algo he aprendido de la vida durante el corto tiempo que llevo en ella es que lo más importante que tienes tú, eres tú.

Puede sonar egoísta y egocéntrico el hecho de decirlo en voz alta y que la gente lo sepa. Para mí no lo es. Durante todo el tiempo en el que me he sentido sola fui mi mayor apoyo. Es tan importante el quererse que si no lo haces no vives, sobrevives. Y todas nos hemos sentido solas en algún momento. Lo de: "sola en medio de un montón de gente" que ahora suena monótona y no piensas en parar a pensar qué es lo que realmente significa. ¿Por qué nos empeñamos en resguardarnos en nosotras mismas aún sabiendo que hay gente a nuestro alrededor? En mi caso, lo hago porque no solo quiero ser fuerte, sino para que todo el mundo sepa que lo soy. He estado sobreviviendo mucho tiempo. Me he enfrentado contra muchos y contra mí misma, he odiado y lo he odiado todo; a Dios, a mi gente, a mí.

Pero si algo me ha enseñado la soledad es a no rendirme, porque incluso cuando no quieres contarle lo que sientes a la gente que está a tu lado y te aferras simplemente a tu pose diaria de antisentimentalismo y prepotencia, cuando haces creer al mundo que no le necesitas, cuando no tienes fuerzas y sientes que el dolor es suficiente, incluso entonces, si tienes paciencia, aparece algo que te da aliento. Una bocanada de aire que sin saberlo te da la vida.

Quédate con eso, vive con esa felicidad mientras viva y vete guardando buenos recuerdos para cuando la soledad vuelva.


Pulgas
1898

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